Entrevista a Miguel Llorente
Hemos quedado en un local del centro de Madrid, Aió, un restaurante sardo donde hay buena comida y ambiente ciclista, nos rodean unas cuantas bicis que nos brindan el escenario perfecto para la conversación.
Comemos algo antes y me advierte de que no se acuerda de todas las «cifras» de Macario Llorente. Le tranquilizo y le pongo nervioso a la vez... «No va de tu empresa, va de ti»... A fin de cuentas, Miguel Llorente no es solo propietario y gerente de una de las distribuidoras más importantes de España. Es un tipo que ha crecido respirando ciclismo, soldando cuadros de acero y compartiendo mesa con algunos de los mejores ciclistas de nuestra historia.
Luis Miguel del Cerro: ¿A qué te dedicas, Miguel? Supongo que a estas alturas (Miguel está cerca más cerca de la edad de jubilación que la de un becario) no estarás en el «día a día» de la empresa...
Miguel Llorente: Cuando estoy, estoy todo el día (sonríe), pero sí es cierto que hay días en los que no voy o días, como hoy, que salgo a montar en bici antes de acudir a la oficina o algún evento. Hoy mismo me he hecho 56 kilómetros antes de venir aquí. Te confieso que hay muchos días que estoy allí pero no estoy trabajando intensamente.
LdC: ¿Estás vigilando...?
ML: Bueno no, estoy allí. Por si me necesitan. En realidad, lo que quiero es que esas escapadas que me voy tomando sean cada vez más frecuentes y más largas. Pero, en principio, voy a estar unos años más…
LdC: ¿Cuáles son tus aficiones además de montar en bici?
ML: Además de montar en bici soy muy aficionado al montañismo, al senderismo. En realidad, cualquier cosa que suponga hacer ejercicio y estar en contacto con la naturaleza.
LdC:¿Cómo es entrar todos los días en una empresa que lleva el nombre de tu padre?
ML: Da mucha responsabilidad. Ha crecido muchísimo en los últimos años pero mi padre dejó una buena base. Dejó valores como la profesionalidad, la honradez…, no engañar a nadie. Son unos valores y una forma de hacer las cosas que entiendo que tengo la obligación de mantener.
LdC: Vamos con los recuerdos en blanco y negro. Viviste los principios como un crío que estaba por el taller de su padre… ¿Eras consciente de lo que pasaba y lo que significaba ser hijo de Macario Llorente?
ML: No en aquel momento. Fui consciente mucho más adelante. Desde niño iba por el taller e incluso durante años también fabriqué cuadros. En ese momento no podía imaginar el tamaño que iba a alcanzar la empresa. Pasaron cosas que en ese momento era imposible predecir. Por ejemplo, fue muy importante el «boom» del mountain bike que, prácticamente, generalizó el uso de la bici en España. Lo otro que ocurrió y que fue fundamental fue tener la distribución en exclusiva de Shimano. Esas dos cosas se dieron casi a la vez e hicieron que la empresa creciera muchísimo en poco tiempo.
LdC: Volviendo a ese taller del que hablábamos antes… ¿Qué gente pasaba por allí? ¿A quién recuerdas?
ML: En aquel entonces todos los ciclistas pasaban por allí. Casa Macario no era solo un taller de bicicletas. Era un lugar de tertulia. Se iba el lunes para comentar lo que había pasado el fin de semana. Recuerdo a Raúl Motos, un buen corredor en su época que llegaba, se ponía un papel de periódico en el suelo y se liaba a comer pipas toda la tarde. También recuerdo que teníamos un altillo en el que pusimos una camilla y teníamos un masajista que trataba a los ciclistas. Macario y Otero eran las dos referencias que había en ese momento…
LdC: En la conmemoración del 65 Aniversario de Macario Llorente hubo mucha gente que hizo alusiones a la ayuda que les brindó el fundador… No eran solo negocios.
ML: Mi padre ayudaba mucho… No es algo que ahora comentemos a los clientes pero mi padre fiaba mucho (se ríe). Pero he de decir que fiaba pero no porque le sobrara. Recuerdo que muchas veces tuvo que complementar los ingresos que obtenía de las bicicletas haciendo trabajos de soldadura para un tornero que había en el barrio, trabajando domingos…
LdC: ¿Ha habido cuadros Macario en competición con adhesivos de otras marcas?
ML: No, no que yo sepa. Bueno, ahora recuerdo…, el mítico KAS no llevaba la marca Macario en sus bicis a pesar de que hacíamos nosotros el cuadro. Pero no ponían otra marca de bicis, solo llevaban KAS, la marca del patrocinador principal.
LdC: Ha habido bicis olímpicas…
ML: Sí. Seguramente la más famosa sea la de Joan Llaneras. Durante años esponsorizamos a la Federación Española y los corredores de pista llevaban nuestras bicicletas. Otra bici que recuerdo es la de Juan Fernández… al menos dos medallas las ganó con cuadros Macario.
LdC: ¿En qué momento os dais cuenta de que lo de hacer cuadros empieza a ser complicado? ¿Fue un momento de crisis?
ML: Al principio los cuadros los hacían mi padre y otro oficial que tuvo, Cosme, muy conocido también. Como te comentaba, yo mismo trabajé haciéndolos algunos años. Pero no enseñamos a nadie a continuar el oficio. En paralelo, empezaron a aparecer los cuadros de aluminio, que nosotros no trabajábamos. Y luego llegó el carbono…
LdC: Si hubiera habido «sucesores» ¿sería posible mantener hoy ese negocio de fabricación de cuadros?
ML: Sinceramente, yo creo que no. Los cuadros de acero prácticamente desaparecieron durante muchos años. Ahora parece que han vuelto a aparecer algunas bicis con cuadros de acero… pero hubiéramos estado años sin producir. Ahora recuerdo que cuando empecé a hacer cuadros propuse hacer un registro de cuadros fabricados. Anotábamos la talla, los racores utilizados, la tubería, la fecha, el nombre de la persona a la que se vendía… Todavía está en Macario. A veces hay gente que contacta con nosotros para saber si su cuadro Macario es auténtico. En estos casos, les pedimos el número grabado en la caja de pedalier y, con un poco de tiempo, se lo comprobamos. Cuando les decimos la fecha de fabricación, la persona que lo tuvo por primera vez…, se ponen contentísimos al conocer el origen de su bici.
LdC: Estás soldando cuadros de acero, metido hasta las rodillas en el negocio… y, de repente, a la universidad.
ML: En realidad, no es que me fuera a la universidad. Seguía en el negocio. Cuando era juvenil corría en bicicleta, estudiaba y trabajaba en la empresa. Luego vi que había que dejar algo y se acabó lo de competir. Seguí estudiando e hice Químicas. Luego me doctoré, estuve dos años investigando en EEUU y llegué a ser profesor titular de la Universidad Complutense y de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.
LdC: Ahora en excendencia…
ML: Sí claro. Desde hace muchos años. En realidad, aunque estuviera estudiando o dando clase, siempre iba dos o tres a trabajar a la empresa. Al principio en el taller y luego a echar una mano en la oficina, con las facturas…
LdC: No acabaste de cortar nunca con el negocio familiar...
ML: No, nunca lo hice. Siempre intenté aportar algo de mi tiempo, de mi trabajo. Luego fue creciendo. Primero pedí una excedencia a tiempo parcial y al final…
LdC: Pero tú estabas bien en la Universidad… te gustaba lo que hacías.
ML: Sí, sí. Estaba bien. Fue un poco obligado. Al principio, en la empresa estaba mi padre. Luego estaban él y mi hermano Jaime, mayor que yo, y finalmente yo también. Durante unos años mi hermano llevó el peso de la empresa y yo ayudaba. Pero llegó un momento en el que, por circunstancias, tuvimos que separarnos y había que hacerse cargo de la empresa. Ya no podía hacer las dos cosas y decidí dejar la Universidad. Macario Llorente estaba en un mercado en auge, la empresa llevaba el nombre de mi padre…
LdC: El apellido sigue en la oficina, hay más «Llorentes» por allí.
ML: La empresa ha crecido mucho. Somos más de 80 personas pero seguimos siendo una empresa familiar donde los socios somos mis hijos, mi mujer y yo. Hay herederos… Y tengo cuatro nietos. Materia hay.
LdC: Has vivido lo bueno y lo malo de la empresa familiar…
ML: Dicen que las empresas familiares duran hasta cierta generación… Pero creo que he sabido ver que, aunque sea una empresa familiar, no debe funcionar como tal. Me he rodeado de un equipo directivo que es gente que funciona y que lleva trabajando con nosotros mucho tiempo. Son ellos los que, de verdad, llevan el peso de la empresa.
LdC: Hay gente que lleva 40 años…
ML: Fernando lleva 42 años… Cuando tenía 17 años ya empezó a ir por Macario. Empezó de mecánico. Javier Aybar, director comercial, también lleva muchos años… Lo hacen bien, han ido evolucionando, se han ido formando. Tienen una gran experiencia y sienten la empresa como suya.
LdC: Hay gente que se ha criado allí… pero también hay gente que viene de fuera, de otros sectores, con formaciones muy especializadas.
ML: Sí, claro. Por ejemplo, Cristóbal Pérez, director de marketing, viene de otro sector… Eso aporta buenas ideas y frescura.
LdC: Macario Llorente..., ¿es Shimano?
ML: Ha sido una de las grandes apuestas que hemos hecho. Antes, como distribuidores, llevábamos muchas marcas importantes. Era una evolución lógica, nos hemos ido especializando y es gran parte de nuestro negocio.
LdC: También Shimano ha apostado por vosotros…
ML: Pues también. Te cuanto algo… Al principio, coincidiendo con la explosión del mountain bike, Shimano optó por tener tres distribuidores en España. Por un lado, posiblemente, porque ninguna empresa era lo suficientemente grande para llevar la distribución de forma única y exclusiva. Pero también hay algunos comentarios que apuntaban que era porque en Shimano pensaban que una empresa madrileña podía tener problemas para vender en el País Vasco y Cataluña o al revés… No estoy muy seguro de que fuera la razón principal pero tal vez se tuvo en cuenta. El hecho es que durante un tiempo hubo un distribuidor en Madrid, otro en Cataluña y otro en el País Vasco. Dos o tres años después decidieron que no era buena fórmula y además en otros países solo había un distribuidor. Finalmente, se decidieron por nosotros.
LdC: Ha habido cambios en Shimano en los últimos años. Ahora en Italia han pasado de tener distribuidor a «oficina» propia. Sin embargo en España siguen trabajando con vosotros… ¿Qué aportáis para que sigan confiando en vosotros?
ML: Algo parecido le preguntaron al director general de Shimano Europa en la conmemoración del 65 aniversario y su respuesta fue:«Lo que funciona bien no tenemos por qué tocarlo».
LdC:. De vez en cuando hay rumores…
ML: Siempre los hay. Pero sabemos lo que piensa la dirección de Shimano y cuentan con nosotros para muchas cosas más allá de la distribución. Eso sí, tenemos una gran responsabilidad y no podemos dormirnos en los laureles.
Hemos tirado de recuerdos y al final, casi sin querer, hemos acabado hablando de gestión empresarial. Mientras Mariano recoloca los flashes, tomamos un respiro. Vamos a hablar de ciclismo, del nuevo y el viejo… de lo que nos gusta.
LdC: Has vivido muy cerca distintas épocas, distintos tipos de ciclismo… ¿Qué diferencias ves?
ML: El ciclismo de ahora ha evolucionado muchísimo. En realidad no es ni mejor ni peor. Pero fíjate cómo ha cambiado la preparación, las bicicletas e incluso las carreteras, es normal que hoy sea todo diferente. Todo evoluciona, todo cambia. Hace años era más épico y tal vez más individual. Hoy tiene mucho más peso el equipo.
LdC: ¿Y respecto a los corredores, los equipos o las carreras?
ML: Antes era todo más sencillo, más familiar. Ahora cada equipo está en su mundo, con su propia manera de funcionar…, tal vez las figuras eran más asequibles. También hay más exigencia.
LdC: También, ahora hay más espectadores...
ML: Antes también había mucha gente… Todavía me acuerdo cómo se ponía el puerto de los Leones o Navacerrada en la Vuelta a España. Puede ser que haya más gente delante de la tele y menos en las cunetas. Pero bueno, hablo en general, hay determinadas carreras o etapas que mueven a miles de personas. Recuerdo una etapa en el Angliru…, ¡no podíamos bajar el puerto!
LdC:¿No te da un poco de envidia ver las cunetas francesas o belgas en primavera?
ML: Un poco. Tal vez en España damos mucha importancia a las grandes vueltas.
LdC: Estáis con los Coches Azules en La Vuelta. ¿Cómo habéis visto la evolución de la prueba en los últimos años? Hubo unos años complicados…, todavía recordamos el revuelo que se organizó con el cambio de fecha.
ML: Fíjate, hoy parece que la organización está contenta con aquel cambio. Ha habido una buena evolución y la prueba es que cada año hay mejores cifras de audiencia y están corriendo grandes corredores que van a disputarla y no a rodar para irse después a los campeonatos del mundo
LdC: También eso depende un poco de lo que pase en el Tour…
ML: También puede ser. Pero no pasa nada. También hay muchos corredores que planifican la temporada pensando en ella desde el primer momento.
Es un placer compartir tiempo y conversación con Miguel. Está cómodo y se nota, pero corremos el riesgo de acabar convirtiendo la entrevista en una biografía. Va siendo el momento de terminar…
LdC: Una de las cosas que me impresionó de la conmemoración del 65 aniversario es que en la misma mesa en la que soplaste tus velas de cumpleaños se sentaban 4 ganadores del Tour…
ML: Fue un momento estupendo para mí. No sabía todos los detalles de la fiesta y hubo muchas sorpresas. Los que estaban allí no lo hacían por compromiso…, eran amigos de la casa.
LdC:¿Cuándo cierras el despacho?
ML: Hace unos años pensaba…:«cuando llegue a los 65». Ahora cumplo 67 y me pongo el horizonte de los 70.
LdC: ¿Para dejarlo?
ML: Bueno, no creo que lo deje del todo nunca… Mi idea es irlo dejando poco a poco. Teniendo tiempo para montar en bicicleta o salir por la montaña, el resto del tiempo algo tendré que hacer (se ríe).
Nos quedamos con ganas de más pero necesitamos una excusa para volver a quedar, para volver a conversar. El apellido Llorente es parte de la historia del ciclismo de nuestro país y por lo que vemos presente y futuro.
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