Test: Specialized Roubaix Elite

La nueva Specialized Roubaix viene montada de serie con un desarrollo para subirse por las paredes: platos 50/34 y un cassette 11-32. ¡Pues qué mejor sitio que subir a las paredes de la Bola del Mundo! Hablamos de rampas con un 20% de desnivel máximo, por una pista de cemento. Toda una gozada para los ciclistas amantes de la tortura extrema.

En realidad sus 2,5 km no darían miedo por si solos, pero se hacen más duros con los más de 9 km de aproximación dependiendo de por la vertiente que lo hagas. Coronas el puerto de Navacerrada y, cuando las piernas ya llevan un buen calentón, empieza lo bueno. Casi desde los primeros 100 metros tengo que afrontarlo con "todo metido", el 34/32. El terreno es bastante irregular y seco, por lo que se agradece el agarre y la comodidad extra que ofrece el neumático de 28 mm que me permite subir sentado. El último test que hice aquí lo subí con un 34/25 y tuve que tirar hasta del último gramo de fuerza para subir.

Pero todas las bicicletas, y más una como la Roubaix de Specialized , hay que probarlas cuesta arriba y cuesta abajo, así que una vez coronada «la Bola», me pongo el chaleco y ¡a bajar! Tengo todo para bajar rápido, pero seguro. A la suspensión del Future Shock se le añaden los frenos ST-RS505 con discos de 160 mm.

La recta más larga de esta bajada es de unos 200 metros, pero dado el desnivel acusado no debes dejar que la bici coja mucha velocidad si quieres entrar sin problemas en la siguiente curva. Toda la bajada ha de hacerse reteniendo, y aquí los frenos de disco me lo ponen fácil. El sistema hidráulico de los Shimano RS505 es muy progresivo y tanto el Future Shock como la tija CG-R se tragan por completo la rugosidad de la pista de cemento.

Al final de la bajada hay una cancela que impide el paso de los coches, así que me toca frenar a tope para poder pasarlos. Aprovecho y hago la "prueba del agua" a los discos, a ver si se han calentado. Echo agua del bidón sobre ellos y «ssssscchhiiissssss», como cuando metes una sartén recién cogida del fuego debajo del grifo, se evapora inmediatamente. Pero aun habiendo cogido tanta temperatura, la frenada no ha variado en absoluto. El trabajo de las pastillas con disipador de calor y la tecnología Ice-Tech del disco ha funcionado a la perfección. Y eso que no hablamos de la gama superior de Shimano.

Haciendo memoria, la última vez que hice un test para Maillot en esta pista del 20% de media fue con una cubierta de 25 mm y sin ninguna concesión a la comodidad. Recordándolo, ahora me parece que he bajado por una autopista. Incluso me llego a plantear si es que han asfaltado la pista y no me he dado cuenta.

El resto de la bajada del puerto, con un asfalto nuevo de hace pocos meses, es una gozada. Trazo las curvas a alta velocidad y la nueva Specialized Roubaix me transmite buenas sensaciones. Puedo jugar con los frenos tanto para quitar velocidad como para dejar la bici clavada, son una gozada. Sin duda en este aspecto ayudan los generosos neumáticos Turbo Pro de 28 mm.

El sistema Future Shock me ha hecho mucho más llevaderas las largas jornadas de rodar por lo que, con otra bici, sería territorio hostil. Es verdad que el ir más cómodo, a la larga, te permite hacer más kilómetros. Al final tenía razón nuestro «líder espiritual» cuando dijo lo de “cuanto peor, mejor para todos”. Se estaba refiriendo a la nueva Specialized Roubaix.

Pero es que la nueva Roubaix de Specialized también supera la prueba de la “grupeta” con nota alta. Llama bastante la atención por su estética con ese color entre rojo y naranja (estamos en una época de bicicletas negras en las que cualquier nota de color me resulta muy atractiva) y, en parado, todo el que la coge enseguida hace el gesto de hacer fuerza sobre el manillar para hundir el Future Shock. “¿Pero esto es seguro? ¿Y la bici no rebota mucho?... Tiene que pesar "un huevo”. Son algunos de los comentarios que vienen inmediatamente después.